Estar enamorado es hablar de sus talones,
del tren que iba a su pueblo, del pescado en el patio
junto al cuarto de baño más pobre de mi vida?
Porcelana quebrada entre macetas!
(Tenías el sudor congelado en un prisma
en el fondo del vaso de los hombres
y tu saliva era la cola delgadísima
de ajo de un barrilete).
Decir que son lo único espeso de su cuerpo!
sus talones de pueblo en sus suecos celestes
-solos juntos a la pata de la mesa-
mientras llueve y tiramos los dados por dinero.
Talones como balas antiaéreas
que nunca tuve libres en mis manos.
Herramientas de acero para empezar a hacerlas!
Superficies de sueño y futuras catástrofes
para dibujar con lápiz una estrella
o una flor de la piedra (algo de las alturas)
porque después de todo hablar de sus talones
es hablar de la muerte amarilla que llevan
hacia un cementerio que aún no existe, hacia
un campo
que por ahora es sólo de verduras o frutas.
Y ella no lo sabía, ella nada sabía!.
Un poeta que usa todas las palabras. No hay nada más que agregar
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