Entrabas apenas por la puerta, jazmín,
aún tenías labios de cereza
sobre la boca. Grandes ojos. Nueces
en la noche de enebro. Y eran
expresiones del fuego.
Pero ahora, después de este espacio
abierto, entre la herida y la sangre,
después de las equivocaciones:
las cosas se mezclan,
se concentran,
en la sinceridad de una sombra dibujada
en la ventana, mientras afuera
el tigre muere en la nieve
y ahora que te llamo: no responde nadie.
Ni beso, ni boca. No siento
ya aquel gusto de canela engañosa
y se ha disuelto tu cara como cera.
Sin embargo, era blanca de luna...
Verde
era la estación (y azul el silencio)
verde albahaca, verde limón.
Este poeta, el italiano Alberto Pellegatta, habla de cosas que me gustan:el aroma de los jazmines, la sinceridad de la sombra, la luna, el verde albahaca y el verde limón. Flamenquito en sus palabras el poeta de italiano, tiene sin embargo la tristeza y la sensualidad de Italia. Y ahora que te llamo: no responde nadie, dice. Será esa mezcla de términos Lorquianos y sentimientos itálicos, que hizo que sintiera este poema tan mio.
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