Yo me subí a un pino verde
por ver si la divisaba,
y sólo divisé el polvo
del coche que la llevaba.
Anda jaleo, jaleo;
ya se acabó el alboroto
y ahora empieza el tiroteo.
En la calle de los muros
mataron a una paloma.
Yo cortaré con mis manos
las flores de su corona.
Anda jaleo, jaleo;
ya se acabó el alboroto
y ahora empieza el tiroteo.
No salgas, paloma, al campo,
mira que soy cazador,
y si te tiro y te mato
para mi será el dolor,
para mi será el quebranto.
y sólo divisé el polvo
del coche que la llevaba.
Anda jaleo, jaleo;
ya se acabó el alboroto
y ahora empieza el tiroteo.
En la calle de los muros
mataron a una paloma.
Yo cortaré con mis manos
las flores de su corona.
Anda jaleo, jaleo;
ya se acabó el alboroto
y ahora empieza el tiroteo.
No salgas, paloma, al campo,
mira que soy cazador,
y si te tiro y te mato
para mi será el dolor,
para mi será el quebranto.
Anda jaleo, jaleo;
ya se acabó el alboroto
y ahora empieza el tiroteo.
Federico, el de la sangre hecha paloma, Federico de todos, Federico de España. Él y su poesía excesiva, gitana, carnal y torera. Bailé estos versos hechos bulerías convencida como él de que el poema esta junto a la gente. Humildemente creo que como Lorca que el lugar de la poesía es más la taberna que la biblioteca. El poema esta vivo si los poetas lo vivimos a diario. Mis amigas de flamenco me dicen "pero vos nos haces vivir la poesía de otra manera". Modestia aparte yo no se la hago vivir a nadie, yo creo que la poesía está visceralmente viva y así la llevo conmigo.
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