Sólo trae arena para
ampliar el desierto
que es ahora su alma
y dice
ojalá me pensaras
levantando piedras
para construir la casa.
¿Quién no se ha sentido así? Un nada casi, salvada sólo por la esperanza que el otro pone en uno. Hermoso poema de Roberto Glorioso, que también tuve el privilegio de conocer en la feria del libro. Y encima cuento con su libro dedicado a mí con bellas palabras!
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