domingo, 30 de octubre de 2011

Llegó tan hondo el beso.../Miguel Hernández

Llegó tan hondo el beso
que traspasó y emocionó los muertos.
El beso trajo un brío
que arrebató la boca de los vivos.
El hondo beso grande
sintió breve los labios al ahondarse.
El beso aquel que quiso
cavar los muertos y sembrar los vivos.

En otro aniversario de su nacimiento, mi homenaje a este poeta del amor. Hernández que siendo soldado no dejó de ser hombre amante. Un homenaje con forma de beso, para sembrar a los vivos.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Ella iba de pana azul.../Juan L. Ortíz

Ella iba de pana azul...
Ella iba de pana azul entre las manzanillas. Ella.
La mañana pesaba ya dulcemente.
¿De qué color la sombrilla contra el amor de Octubre?

Entre las manzanillas ella iba.
Entre la nieve ardiente ella iba.


Mi amiga Nora Vera, me dedicó este poema para mi cumple. Y bueno, la subo al blog, porque son unos versos hermosos y como agradecimiento. Un posteo para mí...

sábado, 22 de octubre de 2011

VIDA - GARFIO/ Juana de Ibarbourou

Amante: no me lleves, si muero al camposanto
A flor de tierra abre mi fosa, junto al riente
alboroto divino de alguna pajarera
o junto a la encantada charla de alguna fuente

A flor de tierrra, amante. Casi sobre la tierra,
donde el sol me caliente los huesos, y mis ojos,
alargados en tallos, suban a ver de nuevo
la lámpara salvaje de los ocasos rojos.

A flor de tierra, amante. Que el tránsito así sea
más breve. Yo presiento
la lucha de mi carne por volver hacia arriba,
por sentir en sus átomos la frescura del viento.

Yo se que acaso nunca allá abajo mis manos
podrán estarse quietas.
Que siempre como topos arañarán la tierra
en medio de las sombras estrujadas y prietas.

Arrójame semillas. Yo quiero que se enraícen
en la greda amarilla de mis huesos menguados.
¡Por la parda escalera de las raices vivas
Yo subiré a mirarte en los lirios morados.








No hay comentario que valga, me acompaña este poema desde la adolescencia y me impresiona cada vez que lo leo.

Sobre el amor/Leopoldo Teuco Castilla

No creas que tu amor               
depende de ti o de ella
de lo que sienten o ven o sueñan
hay metales, movimientos
campos de fuerza cuya acción no
empienza nunca
actos virtuales
que te despedazarían

en algún lugar
esas materias
esos instantes que contienen lo universo
libran una batalla

                              los que se aman
                              han sobrevivido.

Conocí al Teuco a las apuradas en el Festival Internacional de Poesía de Buenos Aires, y lo reconocí en Rosario, distendido junto a María. Pero si uno quiere conocer al Teuco no basta saber de su voz ronca, de la frase que el enseñó su padre "hace como sí", para librarlo desde su imaginación de todos los males. Si uno quiere conocer al Teuco tiene que leerlo, porque su voz ronca se vuelve profunda, su sabiduría es la sabiduría de la tierra, de los duendes, de quien ha tenido la suerte de nacer en una familia de artistas, pero también de quién a tenido la fortuna de vivir la vida a destajo. Como estos versos el Teuco a sobrevivido y con ellos, también nosotros.

domingo, 16 de octubre de 2011

A Julián y Andrés. Canto I /Marina Kohon


I

Llegaron para detener al silencio.
Los pájaros congelaron sus alas.
Hubo ausencia de aire y
en mi vientre un tajo.
De la carne se desprendieron dos luces,
y un arroyo puro
que manchó los salitrales.
Eran dos las luces. Era la carne una.

Yo pensé en las aguas del Nilo teñidas
y en las siete profecías
también en cuál era el pecado
por el que un hijo puede hacerse río rojo.

II

Los días abandonaron la línea
y se volvieron círculos
los tres quedamos encerrados dentro
Quisimos hundirnos en la arena
igual que la espuma abandonada por la marea
Quisimos hundirnos juntos en los nombres
hasta que el abrazo de una luz mayor
nos devolvió el llanto.



III

Permanecimos formando una tríada
estrecha en el respiro,
ellos prendidos de mi pecho
alimentados con mi leche, un marfil de luna
sorprendidos al vernos
en el reflejo del otro.

Alrededor volaban toda clase de criaturas
unas danzas incomprensibles, de rituales.
Nos sosteníamos.

IV

Recuerdo cantar una canción
un amuleto para que la sal no nos tragara
La canción tenía una única palabra
que yo les susurraba en los oídos.

V

Me aferré a los vaticinios que cayeron
de los oros en la herencia. Los apreté fuerte
y me salvé los ojos.
Todo esto duró hasta que Dios
sentenció la ausencia de pecado
y nos devolvió a la vida.





Conocí a Marina y a este poema en el Festival que en el Círculo de Rosario organiza Héctor Berenguer. Trascribo este poema que narra en el dolor el vínculo madre hijo. Y a continuación pongo las palabras que escribí ese día para Marina, ya que me tocó presentarla.



Los poemas de Marina Kohon, marplatense de nacimiento, establecida en Bahía Blanca, enamorada de los poetas ingleses e irlandeses, conocen el truco de la alquimia de las palabras -una diosa capaz de arrebatar la llama- dice que esperan que sea, como Briguit la diosa celta de la triada, del todo. Pero sin embargo su poesía habla de incertezas, de salitrales, de herida ancestral, de un estuche, en la soledad de su cuarto, donde guardar los vestigios del derrumbe.

Lo único cierto, ella indica, es sobrevivir a las certezas/que carga una  mujer, y su voz poética, una voz  femenina hija de esta generación que nos espera supermujeres habla de esforzarse y duplica el término para mostrar que nos hemos esforzado tanto. La alquimia se rompe entonces para contar el revés de la trama y  desnuda su cansancio  delineándolo sutil en el poema.

El cansancio sin embargo no es el de quien deja de pelear sino el que pelea más allá de si mismo, pelea porque tiene el don de la palabra y de la vida y busca, hasta que lo encuentra el tono en que vivirlo. Entonces en los versos donde habla de sus hijos la fuerza reaparece. Contra la sal canta inventando conjuros, contra el pecado original de Dios los aprieta para salvarlos y, lejos del Yeats que invita al niño a irse  de la mano de las hadas, ella es una madre diosa que los ampara, hasta que pase la ira divina.


martes, 11 de octubre de 2011

Sueño para el invierno / Arthur Rimbaud


                                                                               a ella...
En el invierno viajaremos en un vagón de tren
con asientos azules.
Seremos felices. Habrá un nido de besos
oculto en los rincones.
Cerrarán sus ojos para no ver los gestos
en las últimas sombras,
esos monstruos huidizos, multitudes oscuras
de demonios y lobos.
Y luego en tu mejilla sentirás un rasguño...
un beso muy pequeño como una araña suave
correrá por tu cuello...
Y me dirás: «¡búscala!», reclinando tu cara
-y tardaremos mucho en hallar esa araña,
por demás indiscreta.


Y bueno, a menudo los hijos se nos parecen. Lo sembrado, estoy segura se cosecha. Marcos me trajo a Rimbaud. En su primavera y mi invierno. Por eso él eligió un poema donde el amor es una briza leve, pero a mí me gustó más este.

viernes, 7 de octubre de 2011

APUNTES DE FUEGO/TOMAS TRANSTRÖMER

Durante los meses tristes, centelleó mi vida sólo cuando hice el amor contigo.
Como la luciérnaga se enciende y se apaga, se enciende y se apaga- a medias puede uno seguir su camino
en la noche oscura del olivar.
Durante los meses tristes, estaba el alma desesperada y sin vida
pero el cuerpo caminó directo hacia ti.
El cielo de la noche rugió.
Sigilosamente ordeñábamos cosmos y sobrevivimos.


Y se ganó el premio Nobel. Poder decir tanto en tan pocas palabras. Ir directo al centro del amor, no cómo la ilusión del amor, sino como la fuerza del amor, la tabla que nos salva.