miércoles, 3 de noviembre de 2010

Velo por mí -Tatiana Oroño


Me concedo
cuidados. Acontece que hago
por mi vida. Segrego mi capullo como un ajuar
trenzo mi última edad me envuelvo
en mis edades. No he
de entrarme
en años
sin tomar providencias. He de hilar
la crisálida. Perlada
de roturas. Suturada de nudos.
Ensaliva su seda la devana
el abdomen
con tacto secretor con oficio
envolvente. La boca
desdentada no deja de lamer recubrirse. En esta larva ungida
de babas cuidadosas
cicatrizan suntuosas cabelleras o medran algas
de doble densidad
y canutillo
acuáticos caireles y pinzas de cangrejo. El desgaste
emparenta lo dispar muele la cáscara tritura los relámpagos
en cada caso. El capullo es un nido
que se autodestina. El capullo
de añarse de añejarse. Lo he cosido
con agujas y dientes con las muelas más fuertes
con pechos y caderas. Es labor de mis días. Muselina
envuelta
en derredor. Membrana
que me enjoya.

De su paso por Buenos Aires en 2009, invitada por el festival de Poesía de Buenos Aires, me quedó el recuerdo no sólo de su calidez, sino de esta poesía que teje con hilos, con telas, con babas y por supuesto, con palabras, una voz femenina. Me quedo con estos versos, especialmente El capullo es un nido que se autodestina.

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